Postales en la Vidriera

19.7.08

Tiempo al tiempo

Octavio Herrera caminaba pensativo por ese extremo de "Ludueña Sur", trasversal a las barreras de la calle Carriego. Flanco adyacente a la vetusta estación de nombre homónimo al barrio.Caminaba bordeando también la plaza exultante y maquillada por estos dias tan desapacibles con ventiscas y llovisnas, intemperies ocres, hojarasca, neblina y gelitud.
En el laberinto imaginativo de sus ideas volvia a recalar, y a quedar atrapado como en una red de pescadores por tercer dia consecutivo ya, el título de aquel relato... "Los gloriosos italianos". Donde el expresaba que al igual que los Yankees hoy, ellos también, hace centurias, constituyeron un imperio. Tuvieron al mundo "en un puño", y lo diseñaron, lo manipularon y lo apretujaron "a piacere".¡Fueron invencibles!.
Nadie podía con sus ejercitos ni con sus escuadras navales.Con el talento de sus arquitectos, esbozando acueductos, termas, anfiteatros, panteones, arcos, circos, templos u obeliscos. Nadie pudo aún acallar la equidad de sus jurisprudencias ni revertir la opinión de Horacio, Virgilio o Séneca, que cabalgan cual clásico centauros por los polvorientos anaqueles de todas las bibliotecas. Nadie pudo... Exepto el tiempo. Ese empiadoso apocalipsis que como la intemperie sólo puede exhibir su austero espejismo.