Postales en la Vidriera

19.2.09

Embrujos que ya no son

Cuando comencé a redactar este libro de reciente aparición titulado "Embrujos que ya no son", nunca pensé que iba a tener semejante aceptación, tratándose de una obra que rescata en principio algunos pasajes de mi vida junto a mis padres, abuelos, y a otros miembros de la familia. Y luego la narración se aboca a desentrañar toda la historia del sudoeste de Rosario. El barrio "Las Delicias" y sus adyacencias con parcelas de las que ya practicamente nadie se acuerda, como por ejemplo el llamado "Barrio Carreras".
El libro ha llegado no solo a los hogares mas alejados del epicentro de la zona, si mencionamos como tal a la intersección de las avenidas Ovidio Lagos y Manuel Arijón, sino también por intermedio de parientes a paises tan distantes como los Estados Unidos e Italia.
Reitero que para mi es todo un orgullo sentirme respaldado por tanta gente, que ahora sabe algo mas acerca de mi actividad en la radio, y también respecto de mi labor literaria que comenzó con la publicación del primer libro titulado "A los infiernos nuevos" en el año 1971.

A modo de ejemplo a partir de ahora doy a conocer algunos relatos de dicho libro:

Pío Berni - " Entre la leyenda y lo cierto" - Vida y obra de un maestro ejemplar


Eran otros tiempos. Lejanos dias ya cercanos 1930. Mi padre que había nacido un 11 de Octubre de 1919, alguna vez supo decirme que había sido... " su maestro".
En el sudoeste de la ciudad, sector de extramuros, comenzaba a clarear la urbanización de " Las Delicias".
Aún no se habian fundado los tres colegios públicos mas antiguos de que se tengan memoria. La Escuela Nº 560, situada en la esquina de Sánchez De Bustamante y el Boulevard Nicasio Oroño. La Escuela Nº 798 Dr. Vicente Anastasio de Echevarria, situada sobre la Avenida Ovidio Lagos a la altura del 5806, y la llamada "Julio Bello" Nº 154, ubicada detras de la estación del ferrocarril bautizada "El Gaucho", Ramal del Belgrano conocido como "la via onda" en el barrio de Hume.
Cuenta la leyenda por dicho de algunos pobladores, que este personaje solia reunir a sus alumnos en un paraje, antigua posta del "Camino de las Carretas" , simplemente un gran salón sombreado por un inmenso eucaliptus, situado donde actualmente se alza el extremo norte del puente de la circunvalación en la intersección con la Avenida Ovidio Lagos. También se comenta que aquel solia ir a las diversas quintas de la zona en un automóvil de época, llevando y trayendo a sus educandos.
Lo cierto, y ahora si nos remitimos a la documentación hasta ahora investigada, es que Don Pío Berni, este gran maestro, falleció el día 2 de marzo de 1954. Que de acuerdo a la partida de defunción contaba al morir 78 años de edad.Es decir que habia nacido en el año 1876. Su origén era italiano de la ciudad de Piacenza, pero se habia naturalizado como ciudadano Argentino. Estaba casado con Audelina Navarro, con la cual tuvo 3 hija: Carolina, Luidina y Maria Rosa.
Los padres de Pío se llamaban Luis Berni y Carolina Biavati. Su domicilio personal al momento de su muerte era calle Ocampo Nº 821.
Otro detalle al margén que podemos agregar es que al día siguiente de su fallecimiento, en el Diario "La Capital" se publican 3 avisos fúnebres dando cuenta del nombre de su viuda y sus 3 hijas ya casadas. Carolina Berni de Aiello, Luidina Berni de Fogliatti y Maria Rosa Berni de Moreno.
También el diario da cuenta de la compañía fúnebre que realiza el sepelio. Vicente Bernardo.
Don Pío Berni " El gran maestro " fue sepultado el día 3 de marzo de 1954 en la necrópolis " El Salvador".

Los relatos del libro estan agrupados en cinco subtítulos que son estos luego del prólogo y las palabras preliminares:

"Las vivencias en torno a mi nombre", "No solo de pan se alimenta el hombre", "Los placeres del alma", "Los personajes de Las Delicias" y "Relatos breves de todos los colores".

Pío Berni - Entre la leyenda y lo cierto, corresponde a "No solo de pan se alimenta el hombre".
Vamos a transcribir ahora un relato correspondiente al capítulo "Los placeres del alma".

"Venus - El cine de Las Delicias"

Ubicado en la inmediación del barrio, a la altura actual de Avenida Manuel Arijón 2731 "D", era lo más parecido al "Cinema Paradiso".
Recuerdo que bajo aquel tinglado que a mis ojos asombrados de adolescente le parecia interminable, se diseminaban geometricamente en clavadas mas de trescientas butacas de madera. Con su pantalla orientada hacia el sur, que aún vuelvo a ver tiznada por el blanco y negro, o con las fluorescencias recientes del tecnicolor, el ensueño parece envolverme entre el eco de las voces y la música de "La violetera", "Los tres berretines", "Héroes de barro" y "La Dolce vita".
"1959"... Qué lejana ilusión. Deshilachado fulgor que vuelve del ayer. Infimo resavio que solo a veces...solo a veces, resplandece en la memoria.


Del capítulo "Los personajes de Las Delicias" citamos :

Personajes del Humor

Los personajes de cualquier barrio, por lo general son tipos muy queribles. Individuos cuyas neuronas evidentemente se han desfasado y por supuesto entonces resultan graciosos ante los demás, porque en sus acciones no coinciden con las de los otros.
En este relato vamos a exponer para el recuerdo de todos nosotros, a algunos que ya se encuentran en los jardines de la eternidad, donde indefectiblemente alguna vez todos iremos a parar, y un par que aún siguen por aquí deleitándonos con sus excentricidades. Vamos a comenzar recordando a "Pepe de Barrio Plata" , aquel que se ganaba algunas monedas quitando los yuyos de los jardines y de las zanjas de los vecinos.
"Pepe", una vez arreglado el monto a cobrar, se sacaba el saco acomodándolo "al estilo de un bollo" y ya comenzaba con la limpieza de las malezas.
Si era un día de mucho calor, a esta última palabra la repetía en una inusitada cantidad de veces. Y lo propio ocurría si el día era gélido, con la palabra frío.Generalmente repetía insistentemente la frase pronunciada por su interlocutor.
Otro de los personajes del mismo barrio, pero aún más indigente, era a quien en modo especial los chicos apodaban "Cachunia". Según cuentan los que lo conocieron, tenía su hábitat o refugio en avenida Manuel Arijón y yendo más hacia el oeste del Pasaje Bruch. También comentan que toda una multitud de perros lo cortejaban y por las noches, en modo especial de invierno, lo rodeaban a modo de frazadas.
Vamos a continuar con uno de los últimos en abandonar este mundo. Se trata del "comandante Sneidtter", "Quencho", inmortalizado como "Cambá". Quien caminaba empujando su carrito de supermecado repleto de cartones y otros desechos, seguido muy de cerca por una bellísima perra negra a quien solía retar. Lo gracioso es que él mostrandose como todo un amo, y entre gritos extraños seguramente "por su habitual mamúa", daba a entender que la perra le replicaba el reto.
Y por último vamos a exaltar a dos que siguen entre nosotros haciéndonos reír por suerte todos los días.
Estamos refiriéndonos a Gabriel García apodado "traca", el de la bicicleta de los mil artefactos estrambóticos, e "hijitus Ramos", personaje si los hay, que trabaja en el Forraje de la familia Zamparo. "Hijitus" debe ser el único mortal que cumple los años al revés. Y el ejemplo es que no los suma, sino que los resta, y es por eso que nunca sabrá nadie su justa edad.

Vamos a cerrar las muestras de este libro citando uno de los "Relatos breves de todos los colores".

"Bar y comedor tranvía 26"

Justo hoy que el mundo está a punto de convertirse en una flagrante hoguera, a mí se me ocurre desempolvar amarillentas páginas de este Bar, situado en el flanco sudoeste de la Ciudad. "Lucero" era el entonces... Ahora Avenida del Rosario y Ovidio Lagos es el lugar exacto, donde se cruzan las calzadas. Y por supuesto que es otra, y muy distinta la muchachada que ha copado la parada.
Solo la escenografía con un cierto perfil quedó, de aquel boliche con aledaña cancha de bochas de Don Antonio Pendín. Todo lo demás sucumbió.
Junto al decir... el almacén de Badoglio, la peluquería de Picho; los televisores Zenith y Geloso en las vidrieras del Vasco Urcelay mostrando a Juancito Díaz por la tarde tocando tangos en el Viejo Canal 7; el aroma del café Cruzeiro por las mañanas impregnando todo el barrio; todo... todo sucumbió. En este instante algo me dice que esto ha quedado como la cara oculta de la luna. Se encuentra ya a espaldas del tiempo.