SIGAMOS MINTIENDONOS
Si partimos de la base que la
deuda real de capital de la República Argentina, con las instituciones
de crédito internacionales, al día de hoy, es de 360 mil millones de
dólares.
Y contamos con solo cinco millones de compatriotas
que disponen de un trabajo formal, como se suele decir de los que
contribuyen con el sistema, sobre una población de unos cuarenta y dos
millones de argentinos.
Si tenemos más de tres millones de
empleados públicos, chocándose entre ellos, en las múltiples variantes
institucionales de un estado gigante y ausente, donde la mitad de estos
últimos representan a parientes, amantes, amistades, militantes y en
suma simplemente ñoquis, que reciben a fin de mes fabulosos sueldos que
pagamos entre todos.
Finalmente, si todo lo apuntado, en un
país con muchísimas condiciones para desarrollarse como el mejor,
estamos apresados como en una noria atravesada por la miseria y la
indigencia de la mitad de la población. Encima si el salir a la calle en
cualquier horario, es transcurrir la vida aterrorizado, como si uno
estuviese en el Far West del siglo diecinueve, o en México por estos
días.
Me parece que a todos los que integran cada uno de los
tres poderes, de esta República, a punto de desaparecer en cualquier
momento, se les tendría que caer la máscara, porque el rostro
seguramente no se les ve, ante este bochorno descomunal.
FELIPE DEMAURO
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