30.12.18

LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ

Como diáfanos capullos silvestres
que se deshicieran sin querer un día
frente a la tormenta de la brisa exigua
los sutiles arpegios de un valcesito criollo
se dispersaban por entre la negrura de la noche.

Esa noche de marzo suntuosa como un fósforo
o un parece mentira que uno enciende a veces
en la vasta suela de la nostalgia.
Jamás inolvidable que retorna al lirio
en su estado de gracia
con mis desvelados ojazos de chico
expectantes detrás del ventanal
ante el cálcico vuelo de la luna llena
con su mágico séquito diminuto de estrellas
sujetas al extremo cósmico del trolley
del último tranvía "26"
traqueteándose al amparo de los yuyales
sobre el flanco oeste de la calle "Plata"
cuyos adoquines
como el gris plumaje de los gorriones
retornaban a Rosario desde el sur.

FELIPE DEMAURO